Está demostrado que la meditación regala calma, seguridad y confianza, y más si estás en sintonía con Dios en tu ser.
La Meditación, la oración o actividades similares te ponen en contacto contigo mismo y alcanzas estados de tranquilidad y relajación.
Te ayudan vivencias espirituales, el ejercicio, la conexión amorosa con los que amas y tener tu mente en el ahora.
Es importante que seamos conscientes de la diferencia que existe entre la Felicidad y el Placer; La Felicidad es un estado del Alma y el Placer es un estado de la mente. El placer es algo pasajero, efímero, tanto que en muchas ocasiones viene acompañado de tristeza y remordimiento. La Felicidad es más profunda porque está en nuestro espíritu y nos produce satisfacción real, es la tranquilidad que nos proporciona el actuar con Amor, Compromiso y con Dedicación.
Por eso nuestra responsabilidad es buscar la felicidad que nos brinde ese estado de paz y tranquilidad, y que de igual forma nos convierta en instrumentos para hacer feliz a los demás.
La felicidad no se parece a la risa, no tiene tanto que ver con llegar a algún lugar , u obtener un titulo, sino con seguir el rumbo que da sentido a nuestra vida.
Recuerda que en el reino de Dios no importa lo que se come ni lo que se bebe. Lo que importa es hacer el bien, vivir en paz y con alegría.
Y todo esto puede hacerse por medio del Espíritu Santo.
BUSCA TODO AQUELLO QUE TE PRODUZCA PAZ ESPIRITUAL.
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